A pesar del escaso tamaño, en su territorio se encuentran representados los principales ecosistemas presentes en Canarias, con excepción del matorral de alta montaña. La vegetación natural se estratifica en altitud y cambia con el decidido contraste climático entre barlovento y sotavento. Siguiendo un recorrido altitudinal, esta secuencia podría caracterizarse de forma esquemática como un cinturón de plantas halófilas en el litoral, seguido hacia el interior por un matorral dominado por especies suculentas (Euphorbia spp.), formaciones esclerófilas arboladas y abiertas con sabinas (Juniperus turbinata canariensis) y luego el llamado monteverde, una laurisilva perennifolia relíctica que pervive gracias a la captación directa de agua que portan las nieblas de los alisios. En la meseta y laderas meridionales se extienden amplias manchas de pinar canario (Pinus canariensis).
Zona litoral
Las comunidades vegetales más representativas de la franja costera se incluyen en un tipo de vegetación muy extendida en las costas mediterráneas (clase Crithmo-Staticeae). En la franja costera herreña, directamente afectada por la brisa marina, se desarrollan formaciones con marcada influencia halófila, integradas por la dama (Schizogyne sericea) y la siempreviva (Limonium pectinatum).
Matorral costero
El matorral costero se extiende a lo largo de la franja litoral hasta los 300 m en el norte y los 500 m en el sur. Las condiciones climáticas solo permiten el desarrollo natural de especies que constituyen el denominado tabaibal cardonal, con un mayor protagonismo de las tabaibas “dulce” y “amarga” (Euphorbia balsamifera y E. broussonetii), y apenas de cardón (Euphorbia canariensis) y balo (Plocama pendula). Otra especie frecuente es el incienso (Artemisia canariensis) muy habitual en los malpaíses.
Las comunidades más representativas de tabaiba dulce y cardón se encuentran hoy relegadas a lugares escarpados. Los mejores enclaves de cardonal se localizan en los acantilados rocosos y las laderas de barrancos de la mitad nororiental de la Isla, especialmente dentro de los límites del Paisaje Protegido de Timijiraque.
Bosque termófilo (sabinar)
El epígrafe de bosque termófilo se refiera a una amplia variedad de formaciones vegetales, tales como palmerales, dragonales, acebuchales y sabinares, entre otros. En el caso de El Hierro, la formación que se corresponde con los bosques termófilos es el sabinar que llegó a abarcar 8.520 ha, conservándose hoy 1.190 que representan el 14% de su superficie potencial.
Monteverde
El Monteverde es una formación de bosque húmedo y perenne, que necesita de suelos bien desarrollados, humedad permanente y clima templado. Estos condicionantes se dan en las vertientes orientadas a los vientos alisios, en una escala altitudinal entre los 500 y 1.200 metros y que coincide con el influjo del mar de nubes. Varias formaciones boscosas se subsumen bajo el nombre genérico de monteverde: laurisilva, fayal-brezal y brezal.
En El Hierro, esta situación se produce tan solo en las orientaciones climáticamente adecuadas del sector nororiental de la isla, que coinciden sobre todo con las zonas superiores del arco del Golfo. En algunos sectores también aparece en las cumbres de sotavento, pero con formaciones más pobres en cumbres muy expuestas, en las que encontramos un brezal de cumbre muy abierto.
La mayor parte del monteverde en El Hierro se corresponde con formaciones de fayal-brezal, una formación de menor diversidad y exigencia que la laurisilva, formación que llegó a ocupar amplios sectores de la meseta central, aunque aún mantiene buenas representaciones en los escarpes montañosos del Golfo, especialmente en el ámbito de la Reserva Natural Integral de Mencáfete.
Pinar canario
Las formaciones de pinar las encontramos en la vertiente sur de la isla, asentadas en la franja entre los 1200 y los 600 metros, sin llegar a coronar las cumbres de la isla. El pino canario ocupa dos grandes manchas en El Hierro, los pinares de los Reyes y del Salvador, que en conjunto abarcan alrededor de 5000 hectáreas, casi el 20% de la superficie insular. Su adaptación a suelos poco evolucionados y su buena resistencia al fuego han sido claves en su supervivencia.
El Hierro mantiene un 57 % (2.600 ha) de la superficie potencial de pinar canario, albergando una de las mejores representaciones de esta formación en las islas. Se estima que un 30% de la superficie potencial es recuperable si bien se detecta actualmente un bajo grado de repoblación pura, en torno a 500 ha.
Agrosistemas
En 1987, según las estadísticas de la Cámara Provincial Agraria, el 21% de la isla era agrícola, el 24,5% pastizales y el 15% forestal. Una fotografía que no ha variado sustancialmente excepto por determinados matices como el grado de abandono.
Uno de los rasgos destacables de la diversidad del agroecosistema herreño es la importante presencia de pastos, que conforman uno de los paisajes agropastoriles más interesantes del archipiélago. El Hierro y Fuerteventura han sido tradicionalmente las islas más ganaderas de Canarias y aunque últimamente este sector haya tenido una tendencia regresiva, la base principal subsiste. En los datos de distribución de la superficie agrícola de 2007, resalta la presencia de 1411 ha de pastos “activos” y otras 538 de tagasaste, un arbusto forrajero introducido en la isla con una finalidad ganadera.
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