La Isla de El Hierro está formada por un apilamiento de materiales volcánicos que forman un edificio que ancla su base en los fondos oceánicos entre 3.000 y 4.000 metros de profundidad. Los materiales volcánicos que constituyen el edificio insular emergido corresponden a diferentes erupciones que, como en las demás islas del Archipiélago Canario, no han sido continuas.
El Hierro es la isla con menor extensión del archipiélago (270 km2) y aparentemente presenta una mayor simplicidad geológica, destacando en ella, la emisión casi exclusiva de basaltos. Se pueden separar dos grandes conjuntos volcánicos: 1) basaltos antiguos del edificio Tiñor (entre 1.1 y 0.9 Ma), 2) El edificio de El Golfo (entre 0.5-0.1 Ma) y 3) volcanes post-Golfo (desde hace 15000 años).
En la evolución de El Hierro, destacan una serie de acontecimientos catastróficos en forma de grandes deslizamientos en masa gravitacionales y que dejaron unas cicatrices fácilmente reconocibles en la morfología isleña. Los principales son:
- Deslizamiento de El Julan (hace más de 0.16 Ma )
- Deslizamiento de Las Playas (aproximadamente hace 0.15 Ma)
- Deslizamiento de El Golfo, que excavó la caldera del mismo nombre en forma de depresión semicircular de 15 km de diámetro.
En líneas generales, se pueden diferenciar en los terrenos emergidos tres grandes series o sucesiones volcánicas y dos discordancias erosivas principales:
- Serie inferior o antigua
- Serie intermedia
- Serie superior o reciente
No aflora en El Hierro el Complejo Basal, formación geológica presente como núcleo en otras islas del Archipiélago de Canarias.
El rasgo morfológico fundamental de El Hierro es su juventud. Un elevado porcentaje de su superficie está ocupado por emisiones recientes o subrecientes, lo que significa que la erosión no ha tenido tiempo suficiente para actuar. Por ello, los profundos barrancos característicos de otras islas están ausentes y los altos acantilados sólo aparecen en las zonas donde se localizan los materiales más antiguos.
La elevada pendiente del territorio es uno de los rasgos definitorios de la geomorfología insular. La reducida extensión superficial (268,71 km2) en relación con la altitud máxima (1.501 m), condiciona el que sea la isla con mayores pendientes medias del Archipiélago.
Los suelos de El Hierro están profundamente condicionados por la naturaleza volcánica de los materiales que forman un abrupto relieve que, a su vez, propicia los procesos erosivos así como por la génesis relativamente reciente de la Isla. Hay que tener en cuenta que al ser la isla más joven del Archipiélago ‐los materiales más antiguos parece que no tienen más de 18 M de años‐ la escasa denudación de las rocas ha dado lugar a suelos de poco desarrollo que descansan directamente sobre materiales sin alterar. Se trata de suelos pedregosos y poco profundos; por doquier aflora la roca madre al descubierto.
El material originario de la inmensa mayoría de los suelos está constituido por basaltos alcalinos de tipo olivínico. Las rocas ácidas, como traquitas y fonolitas, son muy escasas. Asimismo, son muy abundantes las cenizas volcánicas emitidas en épocas bastante recientes. De lo anterior se deriva el hecho de que los suelos de mayor desarrollo y complejidad genética se localizan en pequeños enclaves donde la geomorfología (zonas de acumulación), las condiciones bioclimáticas (“monteverde”) o la antigüedad relativa del material de origen han favorecido los procesos de edafogénesis frente a los procesos de erosión.