En el propio texto de la declaración de la isla como Reserva de Biosfera se apuesta por un modelo en el ámbito agrario basado en el “mantenimiento y la revalorización del sector agrícola y ganadero partiendo de una idea clara y simple: es posible aumentar la calidad de nuestras producciones, de forma más sana al incorporar los criterios de la agricultura y ganadería ecológicas y, al mismo tiempo, hacerlo de forma rentable”.
Tras casi una década de experiencias y trabajos preliminares, el 19 de enero de 2010 se firma el “Compromiso por una isla 100% Ecológica y Autosuficiente en Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación”. Un compromiso innovador y de largo alcance refrendado por los principales actores e instituciones de la isla.
El Libro Blanco para la Agricultura y Ganadería Ecológica se configura como uno de los instrumentos para ayudar a consolidar el “Compromiso por una isla 100% Ecológica y Autosuficiente en Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación” como pieza clave del Plan de Acción de la RB.
La opción por un sistema de producción ecológico constituye indudablemente una decisión por la mejora continua de la calidad medioambiental de la isla, pero también es una apuesta por su integración a la escala humana. El desarrollo rural que propugna esta opción está dirigido a mejorar la calidad de vida de las comunidades rurales por medio de la satisfacción de sus aspiraciones socioeconómicas y culturales y el fortalecimiento de su organización social, al mismo tiempo que protege los recursos naturales. Gracias a su enfoque holístico, la agricultura ecológica contribuye al desarrollo rural sostenible de varias maneras:
Mejora la gobernanza, situando al agricultor y al ganadero en el centro de la estrategia de producción agrícola, restableciendo la función de toma de decisiones de las comunidades locales, garantizando su derecho a controlar sus propios recursos y promoviendo la participación activa en una cadena alimentaria de alto valor añadido.
Crea un espacio económico dinámico, al reducir la dependencia y evitar el uso de agroquímicos, fomentando nuevos puestos de trabajo y aumentando los retornos de la mano de obra. La apuesta por la producción diversificada de productos de calidad disminuye los impactos de las malas cosechas y puede aumentar las oportunidades de comercialización. Además, para la población, la diversidad es el medio para alcanzar la seguridad de ingresos y alimentaria.
Mantiene un ambiente saludable, por medio de su enfoque ecológico, contribuye a mantener la integridad de los ecosistemas y a aumentar la calidad y cantidad de servicios prestados. Permite conservar los paisajes rurales y favorecer los naturales, devuelve la vitalidad a los suelos y contribuye al mantenimiento de la biodiversidad. Al reducir el uso de insumos de pesticidas y fertilizantes, la agricultura ecológica proporciona un ambiente de trabajo más saludable para los productores.
Edifica el capital social de las áreas rurales: la agricultura ecológica se caracteriza más por la intensidad de conocimiento que por la intensidad de capital o de recursos. La agricultura ecológica estimula las capacidades de innovación y brinda marcos reales de cooperación social y productiva.
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