Transcurrida una semana desde su liberación en el entorno de Tiscamanita (Tuineje) el pasado jueves, este joven ejemplar perteneciente a la especie canaria de alimoche (Neophron percnopterus majorensis) se encuentra en buen estado, ha socializado con el resto de guirres que habitan en la zona y ya realiza sus primeros desplazamientos.

Tan sólo el nacimiento de este espécimen en el Centro de Recuperación de Fauna silvestre de Tafira (Cabildo de Gran Canaria) el pasado mes de mayo -fruto del emparejamiento de dos guirres macho y hembra que permanecen en estas instalaciones por sufrir patologías irrecuperables- ya supone un hito científico en si mismo. Superado también con éxito el plan de cría y desarrollo tutelado por el biólogo y director de este centro, Pascual Calabuig, y cumplidos los cinco meses de vida, el Cabildo de Fuerteventura ha liberado a Tamarán en el entorno del Comedero de Guirres que gestiona esta institución en la zona centro de la Isla.

El Neophron percnopterus majorensis, subespecie del alimoche común, es el llamado guirre en Canarias, nombre de origen guanche. Actualmente figura como ESPECIE EN PELIGRO DE EXTINCIÓN en el Catálogo de Especies Amenazadas de Canarias. La presencia del guirre es especialmente beneficiosa para el hombre, debido a que ‘limpia’ el campo de animales muertos, evitando así la propagación de enfermedades o la contaminación de las aguas.

El guirre o alimoche canario (Neophron percnopterus majorensis) ha habitado históricamente y de manera regular en todo el Archipiélago. Sin embargo, con el aumento poblacional y la ocupación progresiva del territorio a lo largo del siglo veinte se ha ido mermando su presencia hasta el punto que, en las últimas décadas, la especie se ha restringido casi exclusivamente a Fuerteventura.
Según valoran los científicos que han trabajado en este proyecto, un aspecto clave para la rápida integración de este joven guirre en el medio natural ha sido su aislamiento al contacto humano. “Desde que tiene diez días de edad, su contacto con las personas ha sido prácticamente nulo. Para alimentarlo se ha utilizado una maqueta que imita a los progenitores, y cuando en menos de tres semanas empezó a alimentarse por sí mismo, fue ubicado cerca de sus verdaderos padres, que rápidamente lo aceptaron y comenzaron a ocuparse de él”, explica Pascual Calabuig. Una vez que fue trasladado a Fuerteventura, donde permaneció en un cajón de vuelo ubicado en Betancuria, su alimentación se llevó a cabo también de tal manera que el animal nunca pudiera ver a sus cuidadores.

La consejera de Medio Ambiente, Natalia Évora, ha resaltado la labor de la Estación Biológica de Doñana, institución desde la  que se ha ejecutado Proyecto Life “Conservación del Guirre Majorero (2004-2008)” y que en los años sucesivos ha coordinado el seguimiento de la población de guirre en Fuerteventura. El director de esta institución científica, José Antonio Donázar, explica como tras serle instalado a Tamarán un radiotransmisor con acelerómetros y tecnología de seguimiento GPS (Global Position System), durante esta primera semana en el exterior ha sido posible comprobar como el ejemplar “se ha mantenido en el entorno de la guirrera. Se eleva en vuelo y hace desplazamientos cortos de un máximo un kilómetro. Es algo normal que los primeros días después de empezar a volar los pollos hagan movimientos regulares y sólo en el entorno del nido”.

Además de Tamarán, el Cabildo de Fuerteventura ha dotado a la Estación Biológica de Doñana de una veintena de dispositivos de seguimiento GPS con acelerómetros los cuales, al estar conectados a Internet vía wi-fi, permiten registrar los desplazamientos de los ejemplares marcados con un nivel de detalle desconocido hasta ahora, pues miden no sólo las distancias recorridas, sino otros parámetros como la altitud o la velocidad de vuelo. Estos dispositivos, instalados a principios de verano de este año, ya han comenzado a arrojar los primeros datos, de los que se desprende una gran variedad de comportamientos en cada uno de los guirres marcados.

No obstante, la recuperación de la especie en Fuerteventura –en 2013 existen 94 ejemplares que forman parejas ocupando 47 territorios, y una población total de en torno a 230 especimenes- ha favorecido que el guirre haya comenzado de nuevo a extender su presencia en otros territorios. Si durante muchos años hubo únicamente una pareja de guirres habitando en la Isla de Lanzarote, concretamente en el Archipiélago Chinijo, en la actualidad son ya cuatro las parejas establecidas en el ámbito insular conejero. “Se trata de una circunstancia que invita a soñar con un futuro proyecto de reintroducción del guirre en otras Islas de Canarias”, concluyó Natalia Évora

Fuente: www.masfuerteventura.com

Enlace de interés: Proyecto Life del guirre

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